Cada año, en Argentina, más de 4 millones de personas padecen de enfermedades depresivas.
Estas cifras pueden ser sólo la punta del iceberg,
ya que en rigor, la cifra aumenta en forma permanente, quizás porque aumenta la
capacidad para detectar los trastornos depresivos. La mitad de los enfermos de
depresión no consulta su problema con el médico El costo en términos económico
es alto, pero el costo en términos de sufrimiento es incalculable.
Los
trastornos depresivos interfieren con el funcionamiento cotidiano del paciente.
Ellos causan dolor y sufrimiento no sólo a quienes lo padecen, sino también a
sus seres queridos. La depresión severa puede destruir tanto la vida de la
persona enferma como la de su familia.
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