Curso de Cocina Saludable en Córdoba.
Martes 18, miércoles 19 y jueves 20 de agosto.
A las 16 horas.
En Aviador Richardson 1972. Frente al CPC de Ruta 20.
Los esperamos!
Como los condicionantes
sociales influyen en la vida del individuo a través de la estructura familiar y
su dinámica, el análisis del sistema familiar debería considerarse como una
herramienta útil en la salud pública para evaluar los problemas sociales que
repercuten sobre la salud.
Desde el inicio de los tiempos,
la mesa ha sido un vehículo de interacción familiar. El simple hecho de
compartir comidas refuerza la identidad familiar. Las comidas familiares pueden
ser una ocasión importante para establecer unas estrechas relaciones entre
padres e hijos.
La familia ejerce una fuerte
influencia en la dieta de los niños y de los adolescentes, y en sus conductas
relacionadas con la alimentación. Esta influencia puede tener un impacto relevante
sobre la ganancia de peso.
Una alimentación poco saludable
y no practicar una actividad física con regularidad son las principales causas
de las enfermedades crónicas degenerativas más frecuentes en el mundo
occidental. Este hecho ha llevado a que la Organización Mundial de la Salud, en
su 57 Asamblea Mundial de mayo de 2004, aprobara la Estrategia Mundial sobre
Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud.
La meta general de esta
estrategia es promover y proteger la salud orientando la creación de un entorno
favorable para la adopción de medidas sostenibles a escala individual,
comunitaria, nacional y mundial, que, en conjunto, den lugar a una reducción de
la morbilidad y la mortalidad asociadas a una alimentación poco sana y a la
falta de ejercicio físico.
Los hábitos dietéticos se
inician a los 3-4 años de edad y se establecen a partir de los 11 años, con una
tendencia a consolidarse a lo largo de toda la vida. La infancia es, por ello,
un periodo crucial para actuar sobre la conducta alimentaria, ya que las
costumbres adquiridas en esta etapa van a ser determinantes del estado de salud
del futuro adulto.
Las investigaciones muestran
que la comida familiar tiene una influencia notable sobre la calidad
nutricional de las dietas de los niños. Una frecuencia mayor de comidas en
familia se asocia con un mayor consumo de frutas, verduras y leche, y una disminución
en el consumo de fritos y refrescos. Además, las comidas familiares pueden
favorecer el desarrollo del lenguaje y las habilidades de comunicación e
inducir un descenso en las conductas de riesgo en los adolescentes.
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