1) La capacidad de juego. 2) La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. 3) El auto sostén.
1) La
capacidad de juego.
No tomarse
las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en esto e
sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de un larga vista
permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de
los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de
alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.
2) La
capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza.
Y para ello
es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos,
admiración, qué sirven como guías y estimulo. Es lo que en el lenguaje común de
los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse”. Esto que viene a veces
naturalmente con el modo de ser de La persona, puede ser estimulado por
educadores y terapeutas. Son esenciales asimismo las llamadas redes de sostén o
de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en
una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de
resiliencia obran con apoyo y estímulo permanentes.
3) El auto
sostén.
Se puede
resumir como un mensaje que la persona elabora para si misma. “Yo sé que esto
me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me
puedo sostener en la vida.
De Teitelman
y Arazi. Fuente: http://www.portalplanetasedna.com.ar/resiliencia.htm
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